LOS DICTADOS DEL CORAZÓN

Steve Jobs estaba pronunciando una conferencia en una universidad. Y ella estaba sentada entre el público. A él le gustó y se le acercó después de la charla. Ella le dio el número de teléfono. Jobs quería invitarla a cenar esa misma noche, pero tenía una reunión de negocios. La vida es así. Mientras volvía a su coche se hizo esta pregunta: "¿Qué haría si ésta fuera la última noche de mi vida?". Ya sabéis la respuesta: volvió al auditorio, encontró a la chica y se la llevó a cenar. Acabó siendo su amada esposa durante muchos años.

En un estudio de la Universidad de Washington, se realizaron cuatro experimentos en los que estuvieron implicados 450 participantes. En cada una de estas pruebas, los voluntarios debían elegir entre un grupo de objetos. A unos se les pidió que hicieran la elección de forma automática e intuitiva, ya otros de forma más deliberada. Después realizaron tests de personalidad que intentaron evaluar el grado de satisfacción de cada individuo con la decisión que habían tomado. Según todas las mediciones, los participantes que se decantaron por uno sin pensar, tuvieron un mayor índice de satisfacción. Además, se sintieron más seguros de su elección y la defendieron con mayor vehemencia. Una de las tareas fue compartir con el resto del grupo las decisiones tomadas y debatir para intentar convencer al resto. Los "intuitivos" fueron más hábiles y persuasivos que los "racionales".

Los autores del experimento recalcaron dos conclusiones que les sorprendieron: La primera es que las personas consultadas tendían a preferir tomar su decisión mediante impulsos, lo que contradice la creencia generalizada de que la intuición es un mal método para elegir y que el más recomendable es basarse en la razón. La segunda sorpresa fue observar que el uso de la intuición no cambia sólo el pensamiento, sino también su actitud.

En la obra maestra de Antoine de Saint-Exupéry, "El Principito", podemos encontrar esta frase: "Únicamente se puede ver correctamente con el corazón, lo esencial permanece invisible por los ojos".

Joan Carles Sasplugas

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