Marta Cendrero estudió logopedia y se especializó en voz y comunicación, por la Universitat Ramon Llull (Barcelona). Inició su actividad profesional en el área clínica como Logopeda, trabajando con niños y personas adultas. Durante ese tiempo, se formó en varias disciplinas como la psicología humanista, medicina vibracional, en el Instituto Edward Bach, y la medicina biosintergética, con el Dr. Jorge Carvajal.
Posteriormente participó en un proyecto de investigación en la UAB y continuó su andadura profesional como docente y creadora de programas de actividades de inglés. Después de este tiempo, centrándose en la docencia, investigación y proyectos para liderar grupos de estudiantes, asumió un proyecto propio para el asesoramiento comunicativo de personas que lideran equipos de trabajo, contribuyendo al análisis de su comunicación verbal y no verbal para aportar innovación y mejora en la ejecución de briefings de empresa. Para dar respuesta a una serie de preguntas personales, hizo un parón en su trayectoria profesional y viajó a Calcuta (India) para trabajar en una de las casas de las Hermanas de la Caridad, que fundó Madre Teresa, concretamente en Prem Dan (Don de amor). Este viaje representó un cambio radical. Convivía cada día con la vida y la muerte, YA NUNCA VOLVERÍA A SER LA MISMA. Desde entonces Krishnamurti, Sri Yukteswar, Yogananda, Mirra Alfassa y Sri Aurobindo la han acompañado en el camino.
La cultura oriental despertó un recuerdo interior y ha influido fuertemente en su personalidad y su forma de actuar en la vida. Este viaje abrió la puerta a otros muchos y todos ellos han ayudado a configurar la persona poliédrica que es hoy. A los 32 años hubo un impasse importante en su vida y pensó que debía dejar un testimonio. Para la autora, la luz siempre ha sido algo esencial y fascinante. Se retiró durante un año del mundo para investigar y escribir, durante ese año estuvo practicando el Sungazing (técnica de mirar al Sol para curar cuerpo y mente). Cuando estaba casi acabando de escribir, decidió marchar a Perú. Ese viaje le sirvió para dar un último empujón y acabar los últimos capítulos del libro. Si India representó un duro despertar a la Luz, Sudamérica fue la suave revelación de la misma. En palabras de la autora: “Recuerdo cuando era pequeña y me quedaba fascinada viendo cómo las partículas de polvo flotaban en la luz filtrada de la ventana. Para mí ese era un momento mágico...” “Este libro es una oda a la Luz, en agradecimiento a todo lo que nos ha dado y sigue dando. Para que entendamos mejor su esencia y también la nuestra. Somos Luz”.