Saber utilizar la vida
No te olvides las pequeñas acciones cotidianas
Con el Año Nuevo llegan los grandes propósitos y las empresas descabelladas que buscan cambiar nuestra vida de pies a cabeza y, de una vez por todas, ser felices.
Tan elevados son estos propósitos que, como sospechábamos antes de emprenderlos, tarde o temprano acaban siendo olvidados, en parte por desidia, pero también por la dificultad inherente a estas metas.
En realidad, nuestra vida puede mejorar en un grado mucho mayor si sabemos utilizarla. Y la mejor manera es a través de las acciones más pequeñas de nuestra cotidianidad, que a su vez son las que requieren menos esfuerzo, aunque sí necesitan constancia y tenerlas presentes día tras día:
Agradece lo que eres y lo que tienes. Nada te hará más feliz que sentirte con sensación de autoestima.
Dedica un rato al día al pensar en qué puedes mejorar. El camino de la excelencia es infinito.
Pasa tiempo solo. Reflexiona, medita.
Relaciónate. Somos de ADN sociable. Su victoria pública es fundamental.
Río. Es uno de los mejores alimentos del cuerpo y del alma.
Aliméntate bien. La salud pasa por la oficina del estómago.
Descansa. Acostarse a una hora prudencial, con la conciencia tranquila, dormir siete horas seguidas y levantarse temprano, pero descansado, son factores esenciales en nuestro funcionamiento diario.
Organízate. Mucha gente tiende a identificar el orden y la organización con el aburrimiento y la incapacidad de escapar de los esquemas, cuanto antes es al revés.
Lee y escucha música. No sólo por culturizarte, también permite descansar, desconectar de las preocupaciones diarias y mantener a punto la mente.
Realiza actividad física. No falla. Haz algo de ejercicio, aunque no te convierta en atleta, como pasear o subir a pie las escaleras aporta mucho al cuerpo y al alma.
Da las gracias. Lo dice la ciencia: Ser agradecido, favorece el optimismo, la felicidad y evita la depresión.
Joan Carles Sasplugas
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