LOS VERÁS CÓMO ERES
La forma en que vemos a los demás es un reflejo de nosotros mismos
Un viajero que se acercaba a una ciudad grande preguntó a un viejo sentado junto al camino:
- ¿Cómo es la gente en esta ciudad?
- ¿Cómo están allí de dónde usted viene?, preguntó el hombre.
- Terribles, contestó el viajero. Desconsiderados, deshonestos, detestables en todos los sentidos.
- Ah, dijo el viejo, ésta es la clase de gente que encontrará en esta ciudad.
Apenas acababa de irse el viajero, cuando llegó otro a averiguar sobre la gente de esa ciudad. De nuevo, el viejo le preguntó cómo era la gente en el lugar que acababa de dejar.
- Eran gente honesta, decente, trabajadora y generosa, declaró el segundo viajero. Me hizo tristeza dejar el sitio.
- Pues ésta es la misma clase de gente que encontrará aquí, respondió el viejo.
La manera como vemos a los demás es en gran medida un reflejo de nosotros mismos. Nuestras propias creencias, valores y prejuicios influyen en cómo interpretamos y juzgamos a otras personas. Si somos críticos y negativos con los demás, es probable que tengamos inseguridades y problemas internos que proyectamos hacia afuera. Por otra parte, si somos compasivos y aceptamos a los demás, es probable que seamos más seguros de nosotros mismos y tengamos una mayor autoestima.
Es importante ser conscientes de ello y tratar de ser objetivos al evaluar a los demás. En lugar de juzgarlos sobre la base de nuestros prejuicios, debemos intentar entenderlos y verlos desde su propia perspectiva. Esto nos ayudará a tener relaciones más saludables y respetuosas.
Además, debemos recordar que nadie es perfecto y todos tenemos nuestras propias luchas y debilidades. Al tratar a los demás con compasión y empatía, estamos mostrando aceptación y amor hacia nosotros mismos y hacia el prójimo.
Reflexiona al final de todos los días. La forma en que hayas tratado a los demás dirá mucho sobre cómo eres como persona.
Joan Carles Sasplugas
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